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lunes, 7 de abril de 2025

Nuevos sabores

 

(Elpidio Lamela)

 

No pretendo / ser tu dueño /

no soy nada, ni tengo nada de

qué vanagloriarme, fuera de

mi vanidad:


Una cosa es ser pobre

y otra quejarse, victimizarse

y renegar como un resentido.


Lo siento, soy pobre pero honrado:

No pretendo ser tu dueño, me basta

con el usufructo.


-Disculpemé, me parece un poco

prosaico y egoista como propuesta.


-El amor es egoista, no se puede

pretender otra cosa. Si no lo fuera,

habría que sospechar.


-Tampoco suena muy romántico

reducir el amor a una cuestión de

propiedad.


-En ese sentido no puedo hacer nada,

sólo estoy revisitando una canción

de amor muy exitosa en otros tiempos.

Cuando lo romántico era popular: Un

bolero que se llama Sabor a mi.


-Sabor a mi, sí, sabía que me sonaba

a algo conocido.


-¿Usted conoce su sabor?


-No, pero conozco el bolero; hay

muchas versiones.


-Sí, cuando algo conoce el éxito, suelen

aparecer infinidad de versiones.


-¿Es eso lo que está haciendo?


-No, yo lo estoy revisitando para

actualizarlo. Los boleros son parte del

pasado, pasaron de moda, como todo.

Y el amor también se renueva y adopta

nuevas formas.


-¿Y por qué eligió ese?


-El título es significativo, si se sabe leer:

El amor reducido a algo tan material

como el sabor, que podría ser el de una

papa o un bife de chorizo.


-Bueno, el sabor es algo subjetivo…


-Un sabor que termina en el pronombre,

que es igual al adjetivo posesivo, y que

denota y reafirma la posesión: mi sabor,

tu sabor que me sabe a mi… Está claro,

el amor vuelve al sujeto, de donde nunca

salió. Ese es el núcleo duro, es el sujeto

lo que importa para hablar de amor; el

objeto que es el otro, puede variar y ser

sustituído, como el sabor:  Le ponemos

más mostaza o mayonesa y listo.


-Una lectura bastante particular del amor,

la suya, A mi me gustaba ese bolero, así

como estaba; me parecía una expresión

muy bien lograda de su género. Ahora

me hace dudar..


-El amor ya no es lo que era, las teorías de

género y los lenguajes inclusivos sólo

agregaron confusión: Si antes no se sabía

lo que era el amor, ahora mucho menos.


-¿Y para qué quiere volver al pasado?


-No creo ser el único. Yo rescato a ese

sujeto, sin el cual no puede existir amor

alguno: El verdadero amor es posesivo,

sabor a mi, saberte mía o mío; ese deseo

de poseer para volver a la unidad perdida

al separarse de la madre, el único amor

incondicional que conocemos, si es que

lo conocemos: Nadie elige a su madre.


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