(Wilmar Bordenave)
¿Cuántas ballenas necesita un hombre?
Esa te la debo, responde el hombre nuevo.
Nadie sensato puede atribuirse
la representación de otros, y mucho
menos la de todos.
Cada hombre tiene su propia historia,
su cultura y sus necesidades distintas
a las de otros.
La relación humana con la ballenas es diversa,
según los pueblos. No así, la de la ballena con
el hombre.
No es lo mismo, una ballena para un senegalés
y un japonés. En cambio, para ella, nosotros
somos todos iguales, sospechamos.
Su inteligencia no es despreciable, según
estudios conocidos son capaces de comunicarse
con un lenguaje de sonidos. Aunque no conocen
la escritura, algo impracticable en el agua.
Están en riesgo de extinción, como tantas otras
especies que no parecen dispuestas a acompañar
nuestro camino evolutivo.
A pesar de la prohibición de su caza en todas las
aguas controladas por la humanidad, hay culturas
que las consideran un recurso natural, y las comen.
Otras, se conforman con aprovecharlas ofreciendo
el avistaje de ballenas comlo como parte de sus
paquetes de consumo turístico.
El hombre nuevo no piensa mucho en ballenas,
sabe ue hay preguntas que no tienen respuesta
y es más útil opcuparse de otros negocios. Algo
habrán hecho para extinguirse.
¿Cuántas ballenas necesita un hombre?
No se puede precisar un número, hay necesidades
que no conocemos, y tal vez no sean las mismas
que desconoce el otro.
Algún inadaptado puede pensar que las necesita
a todas. Pero ¿Cuánto habría que invertir para
no depender de los recursos naturales?
Es difícil que alguien quiera invertir en eso. Los
inversores no asumen demasiados riesgos, suelen
ir a lo seguro.
Podemos invertir la pregunta:
¿Cuántos hombres necesita una ballena?
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