(Horacio Ruminal)
Todo poema puede evolucionar en
otro, tan distinto como equivalente.
En realidad, todo poema tiende
hacia otro, donde vería realizada
su evolución.
Los poemas nunca dejaron de evolucionar
desde que apareció el primero, sobre el
cual existen dudas.
El poema es una secuencia de palabras
que discurren hacia una resolución, en
tiempo y espacio acotados.
Se diferencia de otros discursos
por estar afuera de la relación
causa – efecto. No induce a ninguna
acción, ni responde a necesidades.
Las palabras no son un medio
para alcanzar un fin, sino un fin
en sí mismas, privadas y separadas
de su utilidad primaria.
Cuando llega la resolución, el poema
está acabado. Queda inmóvil,
encerrado en sí mismo.
Luego, sólo puede evolucionar en otro,
hacia otro. El poema tiende a otro:
No significa que el otro lo reemplace
o lo supere. La evolución, no sirve
para mejorar poemas, ni personas.
No hay que engañarse con las palabras:
Ellas siempre sirvieron como recurso
para la evolución del engaño.
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