(Pascual Rambler)
-El no ya lo tenemos, dijo Rodrigo Noya.
-Bueno, pero yo además tengo el Mo,
dijo el Sr. Moyano.
-No, lo tenía, pero ya no lo tiene. Asuma
que ya no. Dijo un veedor internacional
habilitado.
-Disculpen que intervenga, dijo un interventor
que oficiaba como moderador: El Mo no sirve
para nada, no tiene significado; es un significante
vacío, como muchos que conozco. Una propiedad
ociosa, sólo es útil cuando es parte de otra cosa.
-No le voy a permitir, replicó el Sr. Moyano: Yo
siempre trabajé, me hice bien de abajo y no le
debo nada a nadie. Mi ocio me lo gané a pura
prepotencia del trabajo. Soy de abajo, y no me
arrepiento de este Mo.
-No se arrepienta, ya no lo tiene. Además era
inútil, como explicó el compañero moderador.
-Inútil será para usted, retrucó el Sr. Moyano.
El Mo es indispensable para la generación del
prefijo Mono, del cual todos descendemos,
aunque algunos monos no se reconzcan…
-El mono es demasiado bueno como para que
descendamos de él, decía Nietzsche (dijo el
Mozo empoderado, a esta altura cansado de
tanta cháchara desmovilizadora)
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