(Dudamel Rambler)
Hoy hice estragos,
no sabía qué hacer:
algo había que hacer.
Hacer estragos no es original,
hay ejemplos de sobra. Sería
ocioso enumerar casos de prójimos
sin atributos que al no encontrar
nada mejor que hacer, hicieron
estragos desde la función pública
o privada.
Algo había que hacer,
el daño ya está hecho:
alguien tenía que hacerlo.
No soy original, hace bastante que
no se puede serlo. Ya lo advirtió
un reconocido poeta y se puso a
recrear a otros.
Después de Homero, Virgilio, Dante,
después de Góngora, Quevedo,
después de Rimbaud, Baudelaire,
después de Lautreamont, de Mallarmé,
de Artaud, después de Pessoa
y Vallejo, no hay mucho original.
Podría hacer una lista escueta,
pero no sería original:
ya hice muchas.
Mejor hacer estragos, acá tengo una
lista de estragos que todavía no hice.
¿Quién dijo que había que ser original?
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