(Amílcar Ámbanos)
La búsqueda de la perfección
le había llevado a reducir
sus emisiones y emociones,
así como la extensión de sus
poemas.
La economía de recursos, cada
vez más concentrada, perseguía
la precisión extrema de la síntesis,
la concisión exacta del sentido
despojado, ajeno a los excesos
retóricos y el superfluo juego
de palabras con la intención
de producir efectos.
Su causa, sin ser económica, era
la economía llevada hasta su máxima
expresión: Encontrar la medida justa
con que producir mayor sentido con
el mínimo de elementos.
La evolución hacia la concentración
(la economía evoluciona hacia la
concentración infinita) y el despojo
denodado y absoluto, quedó expresada
en sus últimos poemas:
Tan breves como irreductibles,
el tiempo destinado a su lectura,
cualquiera fuera, siempre los
excedía:
La contracción excesiva de sentido
concentrado en sí mismo, no daba
tiempo a ninguna otra lectura.
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