(Ermindo A.Renomé)
Nadie duda de la nobleza del carpincho,
ni de esas cualidades que suelen seducirnos:
es bello, amigable, puede ser cariñoso y
bastante inteligente (aunque no tanto como
para convertirse en un problema)
Acá en Nordelta, algunos vecinos sensibles
desarrollamos esa empatía propia de los
humanos de bien y los adoptamos como
mascotas.
Tiene sus ventajas el carpincho, respecto de
otras mascotas: No hay que comprarle su
comida, sacarlo a pasear o contratarle un
paseador, ni bañarlo, ni llevarlo al peluquero,
entre otras.
Pero tiene sus hábitos, y es difícil corregirlos
por mejor voluntad que uno tenga.
Hay dos adicciones que son más fuertes que
el amor que podamos profesarle; el agua y
el sexo:
Les gusta chapotear, juntarse en el agua,
ahí son como chanchos, hacen sus porquerías
(que no es necesario detallar) y vuelven
embarrados, dispuestos a ensuciar todo.
Como si fuera poco, nunca parecen satisfechos:
al rato quieren volver a salir, a revolcarse
como si el sexo fuera todo en esta vida…
Si uno se los niega, es peor. Se encaprichan
y son capaces de cualquier cosa: No es moco
de pavo el capricho del carpincho.
Es mejor estar bien asesorado antes de adoptar.
No es aconsejable adoptar por adoptar, sin
tomar recaudos.
Un consejo sano: No adoptes, comprá.
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