(Aquino Lamas)
La ubicuidad de la uva
en la historia de la humanidad
podría arrojar nuevas pistas
sobre el futuro de la especie:
La vid no parece correr peligro,
siempre nos acompañó, en las buenas
y en las malas: El vino es generoso,
no afloja ante la carne derramada y
los avatares de la historia.
Nuestra evolución no hubiera sido
tal, sin este fruto prodigioso.
La uva, está vinculada al goce: Los
pueblos que más saben del goce le
rinden culto a su cultivo:
Lucen fuertes, sanos y pletóricos,
con una voluntad indoblegable.
Levanto mi copa por ellos
y les canto.
La vida es evolución, hay nuevas
cepas de uvas y de humanos: La uva
seguirá evolucionando, la evolución
no puede detenerse:
Quién pretenda hacerlo, no está en sus
cabales; o está loco o borracho.
El azúcar de la vid se convierte en alcohol
al fermentar. El alma de su zumo, hace que
fermenten los sueños más elevados de la
razón humana, en un sentido ubérrimo.
No en vano lo bebe el sacerdote al oficiar
la misa: Es un sacramento; al beber ese
vino consagrado incorpora a Dios y lo
conoce.
No podemos dudar de su condición: el
vino es emanación divina, tanto como
nosotros los corderos.
Beberlo purifica y nos eleva, nos conduce
al Reino Celestial donde beben todas las
divinidades que allí abrevan.
El vino es conducción
(Si vas a conducir no bebas)
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