(Encarnación Segura)
Ví a Dios
en su puesto de combate,
ví sus ojos brillar a través
de la escotilla.
No todo lo que brilla es oro,
pensé mirando el brillo aquel
que me miraba fijamente.
Y comencé a orar,
sin notar nada raro:
Oré por esas almas
caídas en combate
y por las víctimas futuras,
tan imprescindibles para El
como El para nosotros.
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