(Abel A. Borda)
Las hormonas no tienen secretos
entre sí, como los hermanos.
No es un secreto entre nosotros
el valor de las hormonas.
Dependemos de glándulas
para el amor, el metabolismo
y otras funciones menores
como la reproducción,
el crecimiento y el miedo.
No podríamos vivir sin miedo,
un recurso evolutivo que previene
el peligro: La vida siempre estuvo
en peligro, incluso antes de conocer
y desarrollar el miedo.
Tampoco hay que dejarse paralizar
por el miedo: No se puede vivir
siempre con miedo.
Ante el peligro inminente hay dos
opciones: se huye o se lo enfrenta.
Ahí hay que perder el miedo, aunque
sea lo último que se pierda.
Podríamos vivir sin miedo tranquilamente,
si no fuera por la presencia del prójimo,
que está lleno de glándulas ajenas:
Todo prójimo puede encubrir a un enemigo.
Pero me temo que no podríamos vivir sin
otros prójimos; nuestras hormonas no lo
tolerarían.
Las hormonas no tienen secretos
para nosotros: Conocemos su valor
y utilidad, tanto para el amor como
para la guerra.
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