(Elpidio Lamela)
Me dejó unos poemas
para que los leyera sin compromiso.
Me comprometí a leerlos
cuando tuviera tiempo, es decir
un tiempo no comprometido a otras
lecturas.
Pasó el tiempo y lo olvidé, hasta que
un día recordé mi compromiso; se me
había pasado.
Entonces, me hice un tiempo y los leí.
No fue una lectura muy comprometida,
no estaban mal. Los leí porque me había
comprometido: Tal vez merecieran otra
lectura, pensé.
Más tarde volví a leerlos, como para
devolver un comentario. Ahí los leí
con mayor atención y compromiso:
No fue lo mismo.
Tuve que volver a leerlos sin compromiso,
tal como lo había prometido.
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