(Onésimo Evans)
La música sana
pero el silencio es salud.
No hay música que no contradiga
al silencio, pero éste es constitutivo
de aquella:
La necesidad es recíproca
como en toda contradicción.
¿Falso o verdadero?
El silencio no necesita ninguna
música para ser sujeto, tácito o
expreso. Es preexistente a todos
los sonidos, presumimos:
Los sonidos son emitidos por cuerpos
que alguna vez no existieron,
entendienbdo que toda materia es
histórica.
Pero ese silencio primordial
e imaginario no era saludable, ni lo
opuesto: No tenía ningún valor.
El valor nació con el habla, donde
cobra una significación. Ya lo tenía
en la música, que es anterior a otros
lenguajes.
Luego, al desarrollarse la música
como arte y disciplina, el silencio
fue objeto de medidas minuciosas
y precisas, alcanzando un valor
inédito hasta entonces.
¿Cuánto vale un silencio de corchea
fuera de la partitura?
¿Cuánto, en un poema?
¿Qué valor, el poema se priva de emitir
por omisión de un silencio justo?
¿Qué era lo que queríamos demostrar?
La música sana, pero también enferma.
Hay que saber diferenciar, antes de
consumir. No es culpa de la música.
El que calla otorga, pero el silencio es
salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario