(Eleuterio York)
Hay mucha militancia desperdiciada,
y mucho militante acéfalo
cuya práctica vacila por no saber
qué militar.
Algunos militan en una oposición
silenciosa, pero se desaniman ante
la primera contradicción. Entonces
eligen guardar silencio.
Hay mucho silencio mal aprovechado,
Los militantes pasivos esperan
su oportunidad.
Algunos se ilusionan con cualquier
cosa y abrazan causas perdidas de
antemano, por esa necesidad común
de abrazar algo.
Terminan abandonando y renegando
de su propia militancia, sin hacer una
autocrítica justa.
Mientras tanto, el campo militante
que venía de la división, se subdivide
y el enemigo medra en silencio, con
la división funcional.
Así es como funciona el verbo militar,
pero siempre aparecen nuevas opciones
y oportunidades:
Se puede militar la transparencia, la
abstinencia o la diversidad sexual y
la libre multiplicación de géneros
autopercibibles y militables.
Podemos militar la seguridad que ofrece
este sentido de pertenencia que genera
la militancia, y sólo los buenos militantes
entendemos.
Hay mucha militancia desaprovechada,
aunque hay mucho para militar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario