(Malcolm Mercader Ergástulas)
Observa el brillo de tu hez,
no le escatimes el ojo
ni la mires de soslayo.
Es tu creación, antes no estaba.
Acéptala como es, celebra
su expresión y el brillo reflejado
en tu mirada.
Es un cuerpo orgánico
como el tuyo, aunque humilde
y con su propia forma.
Esa forma fue parte de tu cuerpo,
otra forma, y se gestó en el tuyo:
Ella no discrimina entre gestantes
y aspirantes, somos iguales ante
los ojos de la hez.
Ahora intuye que vas a abandonarla
y parece preguntarte:
¿Qué ves cuando me ves?
Tal vez no sea lo que esperabas,
lo mismo pasa con los hijos: no
hay por qué hacérselo saber.
Acéptala tal como es, no dejará
de ser tu creación, aunque la abandones
otra vez como a un poema de dudosa
consistencia y sin resolución.
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