(Epifanio Weber)
Malversa con fluidez
las babas y sufijos
de las vísperas.
No pregunta por su parte
en las habas que se cuecen.
Paso y quiero, es el mensaje
de su ritmo, y de todos los
que fluyen, a ambos lados del
presente.
Todos nuestros pasos
remiten a pisadas del pasado.
Pero nuestros fluidos vitales
siguen su curso, más allá del
bien y del mal:
Circulan sin descanso, y nos
acompañan hasta la muerte,
que aún no pudimos malversar.
Hay sangre bruta y sangre elaborada,
no difieren demasiado; confiamos
en los entes calificadores, así como
en la división del trabajo y en la
tracción a sangre.
El poeta dilapida su tiempo
cuando es malinterpretado.
Pero es reacio a los análisis de sangre,
y descree de las prácticas extractivas.
Los valores que arroja la sangre, como
todos, provienen de la malversación,
de libre reproducción como todo lo que
circula.
¿Por qué Pitágoras proscribía las habas?
Menos averigua Dios, y perdona,
sin necesidad de cuestionar el goce de la
carne ni hacerse vegetariano.
La ciencia identifica a un nuevo gen
egoísta: Creen que es una pista a seguir,
podría haber otros. Buscan en el ombligo
de un cadáver primerizo.
El ombligo es una fuente de conocimiento
y es pródigo en bacterias.
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