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viernes, 31 de marzo de 2023

Un gato en el paraíso

 

(José Luis Greco)

 

Mi gato ya no está.

El paraíso se cayó.

El tiempo hace su trabajo

con las casas y sus cuerpos.


Mi gato ya no está

y el paraíso se cayó:

Quedan sus lugares preferidos,

ahora vacíos, y mi mirada provisoria

demorada en los detalles de su ausencia.


Recuerdo una copla, no a su autor:


“Ya mi perro se murió.

Ya mi rancho quedó solo.

Falta que me muera yo

para que se acabe todo”


Perro y gato son distintos, pero ambos

saben compartir sus vidas con la nuestra

y acaso completarla, aunque nos sepamos

incompletos y no mucho menos efímeros

que ellos.


Mi gato ya no está, el paraíso tampoco.

Pronto los seguiré yo, que aún continúo

escribiendo unas líneas sin destino

sobre paraísos y gatos inexistentes.


No sé si habrá otro paraíso, pero

no lo puedo imaginar sin gatos,

sin al menos uno: éste a quien

le escribo y siempre será mi gato,

aunque no esté.


Mi gato ya no está, algo de él

seguirá vivo en mi, por algún

tiempo, hasta que todo pase

y sea parte del olvido.


¿El paraíso?


Lo habrá extrañado, habrá sentido

su ausencia y no pudo soportarla.


El largo tentáculo de la justicia

 

(Dudamel Rambler)

 

Entre los frutos del mar que conocemos

y podemos saborear gracias al conocimiento,

está el pulpo, una de las criaturas más

inteligentes que pueblan nuestros océanos.


Sus características le permiten adoptar

distintas formas, engañar a sus presas

y moverse en todas direcciones:


No es poco para un molusco cefalópodo,

ni para cualquier sujeto que se precie.


Los octópodos son muy antiguos.

Según recientes investigaciones, no sólo

han sabido desarrollar la inteligencia, sino

que también tienen sentimientos, y algo

aún más peligroso:  memoria.


Ahora sabemos algo más: el pulpo

es rencoroso. A través de sucesivas

observaciones del tránsito habitual de peces,

medusas, crustáceos y otras seres animados que

circulan en las profundidades abisales, se

pudo detectar en reiteradas ocasiones, una

conducta poco amistosa del octópodo hacia

los peces que le pasan cerca:


Aprovecha la disponibilidad y longitud de

sus miembros y les suministra un correctivo,

les tira un manotazo, los sopapea...



¿Por qué? Podría preguntarse alguien no

iniciado en los misterios de la vida profunda

y el conocimiento de las relaciones entre

especies que comparten la misma agua.


La ciencia responde: No todo es armonía y

paz entre los peces y sus parientes y vecinos.

Es común que en la competencia por el alimento

alguno se adelante, aproveche la ocasión y le

arrebate la presa a otro. A menudo, cuando el

pulpo prepara su zarpazo, aparece de la nada

un pez oportunista y lo madruga…


Uno pensaría que los peces son muchos, y se

parecen bastante como para identificarlos…


Pero la inteligencia y la memoria del pulpo

no se equivocan: Si no fuiste vos, fue un

pariente tuyo…


No espera a que la justicia actúe de oficio;

la hace por mano propia, aunque no tenga

manos. Tiene sus recursos: son ocho.



miércoles, 29 de marzo de 2023

Milanesas siamesas

 

(Tomás Lovano)

 

Dos milanesas siamesas

pacen y se mecen

en la sartén ardiente


al compás de una exitosa combustión

ambas se mecen y se rozan.

Lucen sabrosas, rozagantes al mecerse

en el fluído oleaginoso que las cuece:


Semejantes entre sí, como buenas siamesas

milanesas, ambas se confunden:

oblongas, turgentes, sudorosas,

apareadas en el aceite hirviente.


No se amilanan, milanesas siamesas como

son, tal vez se reconozcan pares

o mantengan diferencias. Pero aún parecen

conservar su identidad:


La carne es débil; algunos la prefieren

tierna pero bien cocida.


Habrá que despegarlas si se pasan y se pegan.

Que el hombre no separe lo que Dios unió.


Otro día lluvioso

 

(Dudamel Rambler)

 

Otro día lluvioso;

no llueve, pero puede llover

en cualquier momento.

La amenaza se mantiene.


Puede subsistir: a veces es todo

lo que queda del día lluvioso.

Pasa el día, la amenaza permanece.


Hay días que no son lo que parecen;

cuando nada hace pensar en lluvia,

precipitan.


Ahora luce parcialmente despejado,

hay días que contemplan la ambigüedad

y la completan: cumplen su ciclo sin

abandonar la parcialidad.



II

En otras partes, ésto no pasa.

Cuando llueve, es una lluvia forma copiosa

y sostenida que puede durar meses.


O bien, todo el mundo sabe que no hay forma

de que llueva, aunque se implore y ofrezcan

sacrificios a las diversas divinidades afectadas

al tiempo.


Allí, el tiempo mantiene una línea de conducta,

no engaña a nadie: no hay días cargados de

amenazas, no hay claroscuros. Todo transcurre

sin suspenso, no dando lugar a especulaciones.


Aquí, los días dudosos son copiosos, y los

pronosticadores calculan porcentajes

y probabilidades, que suelen fracasar. Es

natural, estamos familiarizados con el engaño.


Es probable que esos días sean tan copiosos

como la sucesiva especulación que nos mantiene

en vilo:


Se esperan nuevas amenazas, el suspenso

es parte de la vida cotidiana y sus vaivenes:

La realidad es cambiante, las verdades parciales.


Acostumbrados, abrimos el paraguas: sabemos

que lo que viene puede ser peor. Pero siempre

que llovió paró.


martes, 28 de marzo de 2023

La medida excesiva

 (Epilobio Asking)


Una medida excesiva puede servir

como ejemplo, para quienes no saben

medirse.


Los excesos deben ser controlados

a cualquier precio: A veces, cualquier

límite resulta insuficiente y el exceso

logra su cometido.


Una medida decisiva, aplicada a tiempo,

puede evitar el desmadre y hacer que

cesen los excesos, aunque luzca algo

excesiva.


Nadie pude poner fin a los excesos

de un modo definitivo: Son múltiples

y se seguirán cometiendo, por ser

constitutivos de la naturaleza humana.


Pero adoptando las medidas adecuadas

se pueden mantener bajo control, y evitar

algo peor.


Nuestra condición excesiva, nos permitió

desarrollar mecanismos y dispositivos de

control altamente sofisticados, y en

continua evolución, para determinar con

precisión dónde, cuando y quién incurre

en algo sospechoso de excesivo.


Luego, hay que tomar medidas.

En un principio pueden percibirse algo

excesivas, pero toda percepción es

temporal:


Pronto serán incorporadas por el cuerpo

social como algo natural,

y la vida volverá a la normalidad

(con todos sus excesos aceptables)

lunes, 27 de marzo de 2023

Aquella tarde gris

 

(Pascual Rambler)

 

Una hermosa tarde, casi perfecta.

No sé si mejor tarde que nunca.


Aventurar un juicio es riesgoso,

no es seguro: habría que contar

con todos los elementos para una

comparación perfecta.


Pero la tarde seguía hermosa, tanto

como para intentar una comparación

exitosa.


El éxito es hermoso, cuando no es ajeno

y se obtiene con recursos genuinos y

méritos propios.


Un adjetivo impropio o inadecuado

puede hacer naufragar al discurso

mejor armado y más consistente, y

llevarlo a cualquier lado.


A ambos lados del discurso

hay adjetivos que zozobran.


Una hermosa tarde

para dejarla pasar, es otra cosa:

cambia el sentido, aunque la tarde

pasará de cualquier modo, como

toda secuencia adjetivable.


A veces, vacilamos ante la naturaleza

del adjetivo y armamos una oración

vacilante, que podría haber sido hermosa,

y hasta exitosa…


¿Y si lo fuera?


No sabía lo que hacía. Después lo supe,

pero era tarde: ya lo había hecho.


Mejor tarde que nunca.


Amortizar los costos del amor

 

(Onésimo Evans)

 

-No puedo parar de producir, Padre…


-No es para preocuparse, hijo. El alma humana

es productiva por naturaleza, y es mejor estar

ocupado que ocioso: Trabajando, el alma cobra

dignidad y se eleva.


-Pero no paro, Padre, no puedo parar. Vengo

produciendo sin sentido; sólo se eleva el volumen

de lo producido, yo no.


-Veamos ¿Qué produces, cuál es tu rubro?


-No tengo rubro, confieso sin rubor; no discrimino

y produzco a granel: objetos y sujetos, bienes y

males y servicios. A veces paro y me pongo a rezar

de puro vicio…


-Está bien que reces, es algo distintivo de la condición

humana: las reses no rezan. No es vicio, sólo nosotros

somos capaces de reconocer el pecado, cometerlo y

arrepentirnos.


-Y volver a pecar… La producción de pecado no se

detiene, la cadena productiva nos arrastra a volver

a cometer, reproducir: Soy lo que hago, Padre.


-Pero tu rezas…


-Rezar es repetir ¿cuántas veces hay que repetir lo

mismo? Otra forma del vicio, rezo por puro vicio,

para seguir produciendo y completar el círculo

vicioso.


-No hay ningún vicio puro, no blasfemes, hijo.

La pureza es algo del Orden Divino que nos excluye:

Sólo podemos rezar y producir, en cualquier orden.

Toda producción contamina, produce impurezas…

Debemos aceptar nuestro destino de grandeza con

humildad, y agradecer al Creador que todo lo

perdona.


-Perdón, Padre ¿Qué puedo hacer?


-Descuida, hijo, estás en el buen camino. Procura

producir sólo lo útil y no temas, yo rezaré por ti.


-¿Le parece necesario, Padre?


-No sé, pero no cuesta nada; paso mucho tiempo al pedo...




domingo, 26 de marzo de 2023

La última oportunidad histórica

(Senecio Loserman)


Abolidos los abolengos

en nombre de los nuevos linajes

del instinto, no había tiempo que perder.


Florecen jerarquías espontáneas como

esporas y valores evanescentes como

los mercados que circulan.


Todo fluye sin obstáculos por diversos

cauces: Es hora de fluir sin esperar

definiciones, nadie espera que nada

se defina.


Las horas fluyen como agua y evaporan

sin dejar rastro.


Los nombres olvidados relucen indistintos.

Ya no hay de qué arrepentirse y nadie

tiene nada que olvidar.


Un movimiento uniforme, conjunto

e inteligente barrió las culpas residuales.


Los nombres anteriores relucen indistintos.

La Historia colapsó, ganó el instinto:

Es todo cuanto puede conservarse.


Los abolengos abolidos no serán

reconvertidos, es todo parte de la

Historia: Ahora la dibujamos entre todos,

quien quiera oír que oiga, o calle para

siempre (el adverbio de tiempo ahora es

parte de la historia)


¿Volveremos?


Dice mi padre que ya llegará

desde el fondo del tiempo

otro tiempo…


Tengo mis dudas, pero no las comparto:

tengo códigos.


No es tiempo de definiciones, todavía

no pudimos definir el tiempo. Pero

sabemos que existe porque lo medimos.

Debajo de esta realidad

 

(Amílcar Ámbanos)

 

-La realidad es más profunda de lo que

revelan las palabras.


-¿Todas?


-No, algunas no tienen nada real, pero

circulan.


-¿Sirven para ocultar la realidad?


-Y generar realidades paralelas con algún

éxito. Aunque nunca dejan de ser apócrifas.


-Hay mucha generación, es difícil detectar

lo real y saber donde estamos parados; cuál

es la verdadera realidad.


-La realidad es más profunda…


-¿Cuánto más?


-No lo sabemos aún, pero estamos profundizando.


-¿Podría haber futuro en lo profundo?


-No tenemos la respuesta, pero somos optimistas:

Hay mucho por conocer, aunque dependemos del

conocimiento existente y no muchos quieren

aventurarse en lo más profundo: Casi nadie quiere

tocar fondo.


-¿A qué podríamos atribuirlo?


-Es natural, profundizar es siempre trabajoso: un

esfuerzo que nadie desea; descender es un trabajo

y aunque todos reconocemos que descendemos

del trabajo, no hay voluntad de profundizar.


-¿Podemos descansar en la certeza de que hay

un fondo que existe y es real?


-Las certezas son siempre sospechosas para quienes

profundizamos en el conocimiento científico, el

único real y objetivo. Pero somos optimistas, todas

las especulaciones serias concurren al consenso

positivo: Algo ha de haber en lo más profundo,

debajo de esta realidad engañosa.

Aunque en el fondo es todo bastante relativo.


sábado, 25 de marzo de 2023

Poemas tuberosos

 

(Asensio Escalante)

 

Tubérculos en flor

sorprenden al viandante:


ve la flor, percibe sus encantos;

ignora que es parte de un tubérculo


que está enterrado, como estaremos todos,

y desde abajo emite flores nuevas.


Nosotros no solemos ofrecer novedades,

una vez enterrados, ni emitir nada

interesante o sorprendente.


Pero antes decimos algunas palabras,

no demasiado convincentes y siempre

insuficientes.


Algunos se exceden en el uso: hacen poemas,


No son flores los poemas, aunque compartan

la condición efímera.


A los buenos, se los vuelve a leer, solemos

reincidir y descubrir que en cada lectura

hay algo nuevo.


Puede que no haya nada nuevo

bajo el sol, ni adentro del poema,

pero la repetición es un buen ejercicio:


Cada lectura lo renueva, es distinta

de las otras y hasta podemos sospechar

al tubérculo que había abajo.


viernes, 24 de marzo de 2023

Asociaciones libres y lícitas

 

(Aparicio Custom)

 

La libertad zozobra

ante los límites autóctonos

del ojo.


La libertad es una órbita

¿amiga o enemiga?


Son las palabras, que afectan

al poema cuando sólo depende

de ellas.


Algunas están contraindicadas

por su uso abusivo; se degradan

y envilecen cuando no se las respeta.


¿Merecen algún respeto?


Es difícil agradar con elementos

degradados. Después, somos

perfectamente degradales.


II

Los límites nativos, conviven

en buenos términos con los adquiridos:

los adoptan.


En sucesivas degradaciones, trabajando

los excesos naturales a la elaboración,

se organiza ese volumen en un cuerpo

residual y se obtiene el poema.


El poema afecta a las palabras,

las remueve de su cauce somnífero

y las devuelve a ese lugar

donde nunca estuvieron.


Todo juicio sobre el cuerpo es arbitrario;

sólo el juego puede ser deliberado.


III

No había nada que medir, no hay palabras

que midan el poema, cuando se consuma.


No inviertas tus palabras en poemas.

Hay suficiente libertad para invertir.


Hay productos más seguros, no se puede

confiar en las palabras.


Por lo que sabemos, siempre dependeremos

de la inversión de otros. Algo habremos

hecho, no hay mucho que se pueda hacer.


El deseo, también es inversión:

No inviertas tu poema en palabras.


La libertad zozobra

ante los límites autóctonos

del ojo:


Volvemos a orbitar en libertad.

El ojo del amo engorda el ganado

y los rebaños sólo quieren engordar

en libertad, palabra sospechosa

como pocas.


jueves, 23 de marzo de 2023

El riesgo de asumir

 

(Pascual Rambler)

 

Ser capaces de asumir

las posibilidades del futuro

con la velocidad del presente,

cargando con los riesgos propios


(Lo más seguro es el riesgo)


Eso era todo, el resto no son más

que circunstancias: condiciones

subalternas y azarosas, que la voluntad

no puede controlar.


Nadie es ajeno al riesgo de asumir:

Sólo podemos asumir riesgos.

Pero cada uno decide lo que asume,

y la frecuencia necesaria para producir

su propio ritmo.


Nadie es ajeno a su función, aunque no

la comprenda o incluso la rechace.

(El rechazo es un riesgo siempre presente)


El ritmo no tiene pretensión de pertenencia,

es sólo una función sin ningún fin previsto:


Nadie es dueño de su ritmo; unos tienen,

otros no. No es preciso amarlo para ser

parte de él.


Es apenas un negocio con el tiempo,

que organiza algunos signos vitales

para asumir.


Quien siente que todo ritmo le es ajeno

se extraña de este mundo sin asumirlo.


Hay que asumir: No hay muchos alicientes

para el sentido que desconoce su ritmo.


Hay artificios útiles, como la síncopa,

(¿una burla, una ironía?) que goza

desplazándose entre patrones que no

respeta.


Pero su duración es acotada:

Siempre que se sale es para volver

a entrar.


Hay que asumir.


miércoles, 22 de marzo de 2023

Está todo atravesado

 

(Esther Miño)

 

Está atravesado por…

Me detuve en esa frase, no sé quién

hablaba, ni de qué; pero me sentí

atravesado por una sospecha:


Había oído o leído otras veces eso

y pensé, las formas discursivas se van

complejizando; es natural: somos

cada vez más complejos, y en

consecuencia nos va costando más

entendernos. Estamos atravesados por

una serie de condicionamientos históricos,

circunstancias propias de procesos subjetivos

y otros factores que dificultan encontrar un

denominador común, para transmitir un

pensamiento y hasta una sensación.


Pero los recursos retóricos son cada vez

más sofisticados y acompañan el desarrollo

de nuestras complejidades constitutivas y

en continua evolución, como para poder

extendernos en un discurso apropiado a

esta necesidad, que pueda dar cuenta de

dichas dificultades, y atravesarlas con algún

éxito.


(El éxito no debería ser algo determinante:

sabemos que está atravesado por una cantidad

de circunstancias tan azarosas como sospechosas)


II

Antes había oído: Las infancias…

Volví a sentirme atravesado por algo que no

podía identificar, pero pronto entendí:


Ahí la evolución semántica es evidente; es mucho

más amplio que la infancia, o la niñez, y también

más inclusivo. No hay que mezclar todo: están

los niños, las niñas, les niñes y las nuevas opciones

que se agreguen a futuro.


El futuro, es pura agregación. Por lo pronto, agregar

valor al lenguaje abre nuevos horizontes, algo

auspicioso ya que no es posible saber cuántos son

los que necesitaremos.


Además, permite otras lecturas:

Cada infancia es distinta de otras; no sólo está

determinada por condiciones históricas, sociales

y económicas, sino que está atravesada por lo

subjetivo (es decir, la composición familiar, el

número de miembros, el lugar asignado dentro

de la familia y los vínculos que signan su

desarrollo)


Es correcto hablar de las infancias, dado

que cada infancia es distinta y única,

inclusive.


Luego, la infancia es un segmento de la vida

del sujeto o individuo, de límites difusos o

borrosos, y tampoco es una: Está la primera

infancia, la segunda, tercera y es difícil

establecer con precisión el fin.


Algunos se resisten a abandonar la adolescencia

y otros se niegan a abandonar la infancia, para

no asumir la llegada de la tercera edad.


Hay que animarse a atravesar todas las etapas

con valor. El valor es lo único que cuenta.

O mejor: los valores.


El techo de la realidad

(Senecio Loserman)

 

La realidad está techada, tiene un techo,

aunque no se vea a simple vista (hay

muchas cosas que no se ven a simple

vista: confiamos en que son parte de la

realidad)


Otros van más lejos: “Es” un techo,

afirman cual si fuera una evidencia.


En el fondo, nadie sabe de qué se trata,

qué realidad es ésta. Y eso es lo que nos

une; compartimos esa falta de conocimiento,

(sólo esa, aunque no sea la única)


Algunos tienen un techo propio y seguro,

otros van cambiando de techos ajenos

y otros no tienen ninguno.


Pero compartimos esta realidad, que con

sus diferencias reconocidas y aceptadas,

nos cobija a simple vista a todos

bajo el mismo techo.


¿Qué es la realidad?

Sabemos que es cambiante, no mucho más.

La ventaja de no saber, es que siempre se

puede profundizar: Hasta ahora, venimos

descendiendo sin dificultad.


Tenemos un techo, pero del fondo no sabemos

nada: Podría no haberlo, y esa incertidumbre

constituye una verdad:


La única verdad es la realidad, repitió alguien.

María Chuzena techaba su choza, cuando un

techador la interrumpió para hacer otro

destrabalenguas que ahora es parte de la realidad.


¿Se habrá sentido ajena María Chuzena?

¿Habrá podido realizar su techo?

¿Será feliz en su choza a medio techar?


Es aleatorio: El techo no es un derecho,

es una realidad.


martes, 21 de marzo de 2023

El poema: una inversión que no puede esperar

 

(Ricardo Mansoler)

 

No es tarea fácil justipreciar un poema.

¿Cuál es su valor real?

Conviene no aventurarse, y dejarlo a

los expertos.


Hoy cualquiera puede decir ésto es un

poema, y editarlo. Como afirmar que

todos los poetas caen del cielo.


En un punto resulta irrefutable:

¿Cuántas cosas caen del cielo?


No sabemos: la lluvia, meteoritos, ángeles,

deposiciones de aves y otros objetos no

identificados. Se podría hacer una lista.


Pero mientras la hacemos, acaso nos cayera

un poeta encima y arruine el trabajo…


¿Cómo saber si cayó del cielo?


Todo el tiempo caen cosas sin que sepamos

de dónde. Caer, cualquiera cae:


Lo importante es saber caer, (más que la

procedencia o el destino) y cómo levantarse

para seguir cayendo.


El valor del poema, puede ser tan incierto

como irrisorio. El costo a nadie interesa,

y el precio siempre se puede negociar.


Los poetas suelen ser improcedentes

y a veces maliciosos, caigan del cielo

o de lugares más dudosos, saben evitar

el lugar común.  Aunque no la caída.


lunes, 20 de marzo de 2023

Lo que había antes de ésto

 

(Asensio Escalante)

 

Estábamos como queríamos

pero no lo sabíamos,

tampoco sabíamos lo que queríamos:


Uno nunca sabe, hasta cuando

ya es tarde y nada vuelve

a estar como quisiéramos

o hubiéramos querido.


Entonces, sólo cabe resignarse

y esperar a ver qué se puede querer

mientras nos vamos resignando

a no estar como queríamos:


Hay otros verbos.


Es lo que está, aunque varíe

según las traducciones:

Otras lenguas ni siquiera diferencian

ser y estar.


Es lo que hay, para evitar suspicacias

y disipar las dudas apareadas más

arriba.


Uno nunca sabe cuanto más hay

(si es que hay más) ni cuanto

hubo sin querer, ni cuanto es lo

que se puede saber ni qué es

lo que queríamos demostrar.


Estábamos como queríamos:

gozábamos sin saberlo

como tantos otros verbos

y miembros.


Pero enseguida anochece

y no hay más verbos

para declinar.



sábado, 18 de marzo de 2023

La realidad es más profunda

 

(Amílcar Ámbanos)

 

Hallaron una cavidad antediluviana

en perfecto estado en una excavación

de rutina.


No descartan que pueda haber otras

más abajo.


La rutina, siempre oculta alguna

sorpresa.


Nuestra propuesta

 

(Horacio Ruminal)

 

Sólo nosotros tenemos un proyecto claro

y los equipos adecuados para desarrollarlo.

Sabemos lo que hay que hacer, y como

hacerlo. Creemos en nosotros, no hay otra

opción: Por fuera de lo nuestro no hay nada.


¿Quiénes somos los nuestros?


Bueno, esa te la debo.


¿No sabemos?


Es complejo, para precisarlo sin margen de

error primero hay que identificar al enemigo.

Hasta ahora no se pudo, nos está costando…

El enemigo muta, se mueve y mimetiza; tiene

sus recursos, que ya los conocemos bien. Y

después está el enemigo interno, aún más

difícil de detectar… Pero venimos bien, y

confiamos en los expertos de nuestros equipos.


¿Nuestros?


Esa es una pregunta capciosa, está fuera de

lugar. No vamos a entrar en ese juego. Sin

duda es parte de la estrategia del enemigo,

que busca crear confusión en la opinión

pública para medrar con esas contradicciones

que no reconocemos.


¿Por qué insistimos con el uso de la primera

persona del plural?


Es un recurso válido y legítimo: Yo siempre fui

y soy uno de nosotros.  Tenemos una línea de

conducta.


miércoles, 15 de marzo de 2023

Una tesis poética (homenaje a L.A.S.)

 

(Tomás Lovano)

 

Entre los artistas populares de los últimos 50 años,

sobresale la figura de Luis Alberto Spinetta, “el

flaco”, artífice de Almendra, Pescado Rabioso,

Invisible, que supo conjugar poesía y música en

una dimensión artística pocas veces alcanzada por

las expresiones populares hasta entonces, y acaso

ni después.


Lo que tal vez no todos hayan percibido, es que la

inspiración natural y primordial de su creación, era

el sexo. Toda su obra, prolífica, rica en matices,

diversa y siempre desafiante e innovadora, puede

ser leída como un canto a la pulsión sexual, esa

energía incontenible que nos mueve, y que bien

manejada puede hacer maravillas, como es el caso.


Basta repasar algunas de sus composiciones. Por

ejemplo, la emblemática “Muchacha, ojos de papel”.

Toda una metáfora alabatoria del orgasmo. No hace

falta ir muy lejos: ¿Adónde vas? quédate hasta el alba  (metáfora metonímica,

alba, blanco, culminación, éxtasis) Después: no corras

más… (un pedido, que baje el ritmo del movimiento

para que el goce se prolongue en el tiempo y no acabe)

Por último: Duerme un poco y yo entretanto construiré,

un castillo con tu vientre hasta... (Acá introduce el sexo

oral para, a la vez, estimular la excitación de los órganos

competentes y posponer el orgasmo)

Muchacha, te haga reír (el sol, miembro viril, sujeto

dominante, centro del sistema) hasta llorar…

El final es la síntesis perfecta y culminación de la tensión,

toda esa energía creciente eclosionando en un clímax

donde risas, lágrimas y otros fluídos se confunden en la

plena armonía de la música y el poema.


Pero no sólo es esta canción, tan significativa para los

jóvenes de aquella época y las que siguieron, la que

muestra la centralidad del sexo en su poética. Bajo

distintas formas, ésto se puede apreciar en casi toda su

obra.


Ana no duerme, por ejemplo: Ana no duerme, sola en

su cuarto, sobre la alfombra, toca su sombra: Ana quiere

jugar… ¿A qué querría jugar, Ana? Es obvio que el

deseo sexual no la deja dormir (Ana es su hermana, y él

como el artista sensible que es, percibe esa inquietud y la

transcribe, penetrándola con su lenguaje poético, abierto

a todos los sentidos.


Luego, hay metáforas recurrentes al sexo en cualquier

tema que tomemos: “Jugo de lúcuma, chorreando en mi”

O, un poco más acá, “No te alejes tanto de mi” Parece un

pedido, más que una insinuación. Resulta bastante claro

el reclamo a su compañera ocasional, de controlar sus

impulsos y realizar movimientos más cortos para evitar

el desacople, algo común en jóvenes inexpertos/as.


Hay más, sólo es cuestión de buscar y saber interpretar

los juegos metafóricos, a veces muy sutiles y engañosos

y otras muy elaborados, como para enfrentar todos los

tipos de censura que suelen sufrir los artistas populares.


No quisiera extenderme, pero antes de concluir

no puedo dejar de mencionar otra pieza de colección,

donde se alcanza, tal vez, el punto más alto y más lejano

en la metafísica erótica de nuestro vate, sin duda, un

artista impar que supo elevar nuestra cultura popular

a alturas desconocidas hasta entonces:


“Me gusta ese tajo” Quizás no sea su obra más acabada,

un rock clásico y perfecto, duro y cuadrado y que puede

leerse como un blues rápido. Dura poco, pero lo dice

todo, sin metáforas; yendo a los bifes sin caer en la

banalidad. No creo que otro hubiera podido hacerlo.


En fin, no sé si este texto le aclarará algo a alguien,

pero lo que es claro, es que nuestro artista no parece

perder vigencia. Lo mismo ocurre con el sexo...




Una carrera corta y segura

 

(Aparicio Custom)

 

En esta carrera, el que se detiene

está perdido. Dijo el oficial instructor.


Pero en compensación, puede ver a

la vaquera de la Finojosa pastando

ganado con otros pastores: Siempre

hay alguna ganancia para el que se

pierde.


Perderse es fácil, la memoria es pura

asociación y aprovecha cualquier

ocasión para hablar de bueyes perdidos

y convocar a toda clase de pastores.


Una yunta de bueyes hablantes

podría ponerse en carrera, ante

la expansión de la depilación.


En cualquier caso, el resultado es incierto:

Hay demasiadas carreras para una sola

vida. Y nadie cree en la depilación definitiva.



II

El corrector autónomo en pleno uso,

me ordena rectificar el enunciado:


En toda carrera, el que se detiene pierde

(salvo que sea una parada estratégica o

logística en una carrera de regularidad,

carrera aburrida si las hay)


La vida es más que una carrera, es un negocio.

En el negocio de la vida, se gana y se pierde:

El orden es indistinto.


En la carrera de la vida siempre hay competencia,

hay que medir fuerzas y resistir los contratiempos:

No está muerto quien compite.


La vida, es una carrera contra la muerte.

Corremos con ventaja: ya conocemos

el resultado.


lunes, 13 de marzo de 2023

La evolución del cero

 

(Horacio Ruminal)

 

El cero ya no es lo que era,

ni la primavera,

ni yo


(que era un cero a la izquierda

para ser sincero)


ni aquel amor que circulaba libre

y se reconocía en la redondez del cero

como fiel submúltiplo.


Nada está como era entonces,

cuando el cero era uno más entre nosotros

y nadie dudaba de su neutralidad positiva.


Los pecados se lavaban, como la espada

y todo volvía a foja cero.


Confiábamos en el cero: la mayor parte de

la sangre que circula, pertenece al grupo cero.


No despertaba grandes pasiones, nadie lo

odiaba ni lo amaba mucho, pero sabíamos

que podíamos contar con él: un guarismo

sin mayores pretensiones, siempre dispuesto

a completar cifras mayores y cumplir su

función humilde como un servicio desinteresado.


Fue muy útil para actualizar nuestra moneda

nacional, sacando un cero primero, y luego dos,

tres, cuatro y tantos más para poder combatir

la inflación (un problema que nos aqueja hace

años. Hoy, gracias a los avances científicos en

el estudio e investigación, sabemos que es un

fenómeno natural)



II

Todos podíamos disfrutar, sin contratiempos

y en familia, las alternativas cambiantes de un

buen partido que terminaba igualado en cero.


Aceptábamos la condición vacante como algo

natural, un resultado abierto que no había por

qué cerrar.


No es bueno igualar hacia abajo, pero al menos

es una forma de igualar, mientras esperamos por

la igualdad de oportunidades.


El cero ya no es el que era. Algo pasó, y alteró

los valores que nos remitían a lo seguro, a partir

de la irrupción del sistema binario como fuente

de toda razón y justicia, y su desarrollo ya fuera

de control.


Poner en valor al cero fue un despropósito

con consecuencias imprevisibles.


Hoy, nadie sabe cuál es el verdadero valor

de nada ni nadie, incluso ni de sí mismo

(suponiendo que uno es una unidad)


Los nuevos valores impuestos, son tan inestables

como efímeros, y cada vez más dudosos: Salvo

los valores digitales, lo único que permanece es

el cambio, el valor de cambio.


III

El cero ya no es el que supo ser, un dígito

confiable si los hubo. La agregación de valor,

a partir del imperio del sistema binario y sus

aplicaciones, derivó en una crisis de valores que

puso en cuestión hasta nuestra propia condición:

Nuestro mundo binario funcionaba aceptablemente.


Había buenos y malos, izquierda y derecha, creyentes

y paganos, oficialistas y opositores, locadores y

locatarios, aptos e ineptos, amigos y enemigos, etc.


Había hombres y mujeres divididos en dos clases:

burgueses y proletarios. Éramos progresistas o

reaccionarios, y sabíamos que había hombres de

acción y hombres de palabra.


El mundo se dividía en el Norte y el Sur, con sus

colonizadores y colonizados.


No había mucho más, y aunque algunos aspiraban

a otra cosa, aquello era suficiente para respirar

cierta armonía y seguir cultivando esos valores

conocidos:


Sabíamos que podía haber otros, pero no

los conocíamos ni los necesitábamos.


La vida esa bastante previsible, si se era capaz

de adoptar los valores corectos.


Podíamos poner un cassette y escuchar El blues

y la verdad abstracta sin ninguna distracción y

con total normalidad. ¿Qué más hacía falta?



IV

El cero ya no es el mismo.

El Ser tampoco, ni las entidades autónomas,

ni las estructuras subalternas, ni los entes

autárquicos, ni el ser del Ente.


Algunos filósofos siguen vigentes, pero

hay otras lecturas: El mundo cambió,

ya nada es lo que era, ni lo que es.


¿Qué era lo que queríamos demostrar?


¿Qué había antes del cero?


¿Fue invento, descubrimiento, o Creación?


Se cree que lo debemos a los árabes, aunque

según las últimas investigaciones apareció

en la India, en el Siglo 300.


Luego lo exportaron a Europa para que

conquistara el mundo.


Pero en el Nuevo Mundo, los mayas ya lo

conocían y hacían cálculos complejos y

precisos, aunque no calculaban sus alcances.

(Hay quien sostiene que los chibchas también

lo conocían, pero lo ninguneaban)


El cero ya no es lo que era,

ni la primavera.


La neutralidad absoluta no existe,

el reposo absoluto tampoco,

por ahora.


Miré mi espada, y vi que amancillaba,

oxidada en un rincón obscuro y solo.


El acero ya no es lo que era,

hay que volver a cero.

 

 



domingo, 12 de marzo de 2023

El cuerpo del deseo

 

(Esther Miño)

 

Cuerpos útiles, sutiles, palmarios,

inconsútiles, volátiles.


Cuerpos aplicables, replicables o

sumables suplican y claudican

en escalas.


La degradación puede esperar

otro poco.:


Todas las carnes pueden servir

como carnada, antes de desencarnar

y descomponerse. Pero no aplican

por igual: hay que saber seleccionar

la adecuada, según la presa y la ocasión.


Así habló la voz amada,

siempre luminosa y plena de emanación

poética y distópica.


-Pero la carne no lo es todo, amor…


No, claro, también están los huesos y

el cartílago divino, que no llega a ser

carne pero tampoco su opuesto.


-¿Y qué es lo opuesto, amada?


Lo sabe Aquél que todo lo engendrara.

NO hay que pretender saber aquello

que El no quiso que supiéramos:

Siendo fuente de toda verdad y justicia,

nos hace saber sólo lo justo.


-¿Es justo que ignoremos una parte de

lo que somos?


La justicia que conocemos, siempre es

parcial. La carne no podría ser sin el

hueso, el cartílago y las distintas pieles.


-¿Podría ser Dios puro cartílago?


Es puro, hasta donde podemos concebir

la pureza. Podría ser un mucílago sutil

e infinito o un océano de baba sagrada.


-¿Estas oraciones que hilvanamos

configuran un verdadero sacramento?


No, somos verdaderos sólo cuando no

pensamos, y el deseo honra la carne que

lo resuelve, como dios manda.


La polilla del alfajor

 

(Pascual Rambler)

 

La polilla del alfajor es bastante conocida,

aunque difícil de identificar:

suele confundírsela con otras, por sus

similitudes morfológicas.


(Hay quienes piensan que las polillas, como

las mujeres, son todas iguales. No, los

reduccionismos y gneralizaciones nos alejan

del conocimiento verdadero: las polillas no

son todas iguales, la variedad de especies es

muy amplia)


No consume todo el alfajor como un cristiano,

aunque podría hacerlo si tuviera el tiempo

necesario (no sabemos cuál es)


Tampoco elige marcas, como un contribuyente

bienpensante. No son un público exigente,

como nosotros.


Según investigaciones autorizadas, este insecto

es atraído por ciertos conservantes naturales,

que le sirven de alimento, despreciando el resto

del alfajor, que destinan a sus larvas.


Los conservantes permitidos no difieren mucho

en las distintas clases de alfajor, y no suelen ser

naturales (como tampoco lo es un alfajor)


Si bien hay una constante histórica en cuanto

a los valores permitidos, y en general, a todo

lo que permitimos, se registra un crecimiento

positivo como expresión del sesgo evolutivo:

Cada vez permitimos más.



II

La polilla también evoluciona, y su dieta

es bastante diversa como para permitirle

adaptarse al mundo que le ofrecemos, en

constante cambio:


Van incluyendo nuevos platos, a imagen

semejanza, y descartando otros (sea por

la dificultad para conseguirlos, por los precios

inaccesibles para su bolsillo, o por las nuevas

tendencias que se imponen)



Sin embargo, pese a no ser muy selectivas

al buscar su alfajor, también tienen afinidades

electivas, y según los expertos, prefieren el

alfajor Jorgito.


Para los consumidores de este producto

tradicional y autóctono, cabe recomendar

que verifiquen la fecha de producción y

de vencimiento. Aunque nada es seguro.


Por lo demás, no hay motivos para alarmarse

ni cambiar los hábitos de consumo: Esta

polilla es apacible y diminuta; tanto que suele

pasar desapercibida, y uno puede disfrutar su

alfajor sin enterarse que la incluía.


(Su aporte nutritivo no es significativo, pero

enriquece al del alfajor, que tampoco es mucho)


 
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