(Asensio Escalante)
Tubérculos en flor
sorprenden al viandante:
ve la flor, percibe sus encantos;
ignora que es parte de un tubérculo
que está enterrado, como estaremos todos,
y desde abajo emite flores nuevas.
Nosotros no solemos ofrecer novedades,
una vez enterrados, ni emitir nada
interesante o sorprendente.
Pero antes decimos algunas palabras,
no demasiado convincentes y siempre
insuficientes.
Algunos se exceden en el uso: hacen poemas,
No son flores los poemas, aunque compartan
la condición efímera.
A los buenos, se los vuelve a leer, solemos
reincidir y descubrir que en cada lectura
hay algo nuevo.
Puede que no haya nada nuevo
bajo el sol, ni adentro del poema,
pero la repetición es un buen ejercicio:
Cada lectura lo renueva, es distinta
de las otras y hasta podemos sospechar
al tubérculo que había abajo.
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