(Esther Miño)
Obtenido el fracaso,
el obtentor ostenta una experiencia
tan valiosa como inaplicable.
No es para inquietarse: todo el tiempo
aparecen nuevas aplicaciones.
La experiencia del fracaso es inagotable,
aunque no infinita. Se puede fracasar un
número de veces en distintos ámbitos y
volver a fracasar.
La simetría no fracasó: éxito y fracaso
son dos caras de la misma moneda; se
obtienen de una forma u otra, con los
mismos medios:
Venimos a obtener, el resto es secundario.
No podemos obtener lo mismo, no sería
excitante para ningún emprendedor,
ni para la empresa humana, que nos
involucra a todos:
Sin la tensión que genera la asimetría,
la evolución fracasa.
Las relaciones asimétricas (que nos
vinculan con el prójimo desde hace siglos)
no son algo natural: Son una conquista
humana para obtener un desarrollo
diferenciado y apurar la evolución.
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