(Amílcar Ámbanos)
Un pequeño gesto
puede ser el inicio
de una gestión exitosa.
Un gesto bien tramitado
dice más que muchas palabras.
Una gestualidad rica, bien controlada
y adecuadamente gestionada, nos habla
de una personalidad bien definida, sana
y atractiva.
La gestualidad está íntimamente vinculada
a lo emotivo; comunica sentimientos
antes que sentidos.
Las emociones preceden a la producción
de sentido, por eso lo que expresan los
gestos, trasciende y atraviesa todo discurso
lógico y racional superando a todo artefacto
compuesto de palabras.
Las palabras van y vienen, son moneda de
cambio. En cambio, los gestos son propios
de cada sujeto y nadie puede apropiárselos.
II
¿Estamos gestionando bien nuestra gestualidad,
somos conscientes de ese caudal de signos que
emitimos casi sin solución de continuidad?
¿Estamos aprovechando en forma correcta
esa capacidad instalada?
¿Sabemos cómo gestionarla para emitir aquellos
gestos que el mundo de hoy está demandando?
No pongas esa cara, no dejes que se dibuje
ese gesto de incredulidad y perplejidad
que conduce a la desidia. Hay que decidirse
y vencer las resistencias que la razón opone.
Un pequeño gesto puede ser el comienzo
de la gestión exitosa de tu emprendimiento.
Vos también podés aprender a gestionar
tu gestualidad en un sentido útil
y desarrollar todo
tu capital emotivo-cognitivo.
No importa tu edad, ni condición social.
No importa si sos una persona gestante,
tampoco si sos una persona.
¿Qué vas a esperar?
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