(Senecio Loserman)
La realidad está techada, tiene un techo,
aunque no se vea a simple vista (hay
muchas cosas que no se ven a simple
vista: confiamos en que son parte de la
realidad)
Otros van más lejos: “Es” un techo,
afirman cual si fuera una evidencia.
En el fondo, nadie sabe de qué se trata,
qué realidad es ésta. Y eso es lo que nos
une; compartimos esa falta de conocimiento,
(sólo esa, aunque no sea la única)
Algunos tienen un techo propio y seguro,
otros van cambiando de techos ajenos
y otros no tienen ninguno.
Pero compartimos esta realidad, que con
sus diferencias reconocidas y aceptadas,
nos cobija a simple vista a todos
bajo el mismo techo.
¿Qué es la realidad?
Sabemos que es cambiante, no mucho más.
La ventaja de no saber, es que siempre se
puede profundizar: Hasta ahora, venimos
descendiendo sin dificultad.
Tenemos un techo, pero del fondo no sabemos
nada: Podría no haberlo, y esa incertidumbre
constituye una verdad:
La única verdad es la realidad, repitió alguien.
María Chuzena techaba su choza, cuando un
techador la interrumpió para hacer otro
destrabalenguas que ahora es parte de la realidad.
¿Se habrá sentido ajena María Chuzena?
¿Habrá podido realizar su techo?
¿Será feliz en su choza a medio techar?
Es aleatorio: El techo no es un derecho,
es una realidad.
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