(Pascual Rambler)
Ser capaces de asumir
las posibilidades del futuro
con la velocidad del presente,
cargando con los riesgos propios
(Lo más seguro es el riesgo)
Eso era todo, el resto no son más
que circunstancias: condiciones
subalternas y azarosas, que la voluntad
no puede controlar.
Nadie es ajeno al riesgo de asumir:
Sólo podemos asumir riesgos.
Pero cada uno decide lo que asume,
y la frecuencia necesaria para producir
su propio ritmo.
Nadie es ajeno a su función, aunque no
la comprenda o incluso la rechace.
(El rechazo es un riesgo siempre presente)
El ritmo no tiene pretensión de pertenencia,
es sólo una función sin ningún fin previsto:
Nadie es dueño de su ritmo; unos tienen,
otros no. No es preciso amarlo para ser
parte de él.
Es apenas un negocio con el tiempo,
que organiza algunos signos vitales
para asumir.
Quien siente que todo ritmo le es ajeno
se extraña de este mundo sin asumirlo.
Hay que asumir: No hay muchos alicientes
para el sentido que desconoce su ritmo.
Hay artificios útiles, como la síncopa,
(¿una burla, una ironía?) que goza
desplazándose entre patrones que no
respeta.
Pero su duración es acotada:
Siempre que se sale es para volver
a entrar.
Hay que asumir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario