(Virtudes Amarante)
Son tiempos de zozobra
para el sujeto propio
tanto como para el prójimo.
Este enunciado amerita una
vacilación acorde o, en su
defecto un acorde que vacile
en tiempo y forma.
No todo es ritmo y armonía,
oía el suave diletar de dos pastores
extraviados, en un bosque de
palabras mudas.
¿Y si la vida es otra cosa, Nemoroso?
¿Una melodía sin autor, que se pierde
entre las pautas ajenas a los sentidos
formulados, provenientes de sonidos
heredados?
¿La misma que rechaza los signos que
pretenden escribirla y apresarla; y que
es la única ante la que vacila el oído
absoluto? ¿Has oído hablar de eso?
-No, ya no oigo casi nada.
¿De qué estamos hablando, compañero?
-Del tiempo, de la vida y de bueyes perdidos.
-Son tiempos de zozobra sin medida: Estamos
en tiempo adicionado, el establecido expiró,
y tal vez el tiempo recuperado ya exceda al
perdido.
-Ay, Nemoroso, estamos más perdidos que
extraviados… ¿Qué harán nuestros rebaños
sin nosotros?
-Ellos sabrán qué hacer. Tal vez tampoco
nos necesiten tanto...
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