(Senecio Loserman)
Arsenio lambe el linde septentrional
de su mapa patrio, con el fluído autóctono
de sus glándulas nativas.
Arsenio es un niño pequeño.
El pequeño Arsenio lambe con fruición.
Transcurre su deseo en armonía
con su sistema límbico y otros.
Arsenio, Señora, tiene capacidades diferentes,
aunque no se autoperciba. Debemos asumirlo:
Todos tenemos capacidades diferentes, que
tal vez no conocemos, ni conoceremos:
Autopercibirse es difícil, entre tanta diferencia.
El desarrollo de la lengua no limita
la emisión normal, ni el natural fluir entre los
cuerpos solidarios al paisaje de términos.
Hay un mapa genético, y un contorno
en desarrollo con múltiples funciones:
Todos estamos desarrollando algo todo el tiempo,
que acaso no conocemos: una idea, una respuesta
patológica, un deseo inconfesable o una condición
propicia para una simple patología sustentable.
No se preocupe por Arsenio, señora:
No autopercibirse también tiene sus ventajas.
Es posible que no sepa lo que hace, pero no está
solo, ni es el único, le puedo asegurar.
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