(Aquino Lamas)
La omisión de la emoción
mejora la emisión del vertido
semántico sin restar valor
al poema objetivo.
La poesía puede ser seca y dura
como piedra arrojada al invasor
no consentido.
El sentido objetivo es ajeno
al fluido emotivo, y su carga
de adjetivos subjetivizantes.
La piedra no puede empedernirse
ni arrojar sospechas
que comprometan dirección y
objeto directo.
El poema objetivo avanza en una
sola dirección: desciende en el
sentido vertical.
El sentido es uno e indiviso,
como se observa más arriba.
El poema puede presentar un filo
cortante o varios. Puede contener
ovarios, estambres o pistilos.
Y comerse a sí mismo
como un uróboro insaciable,
presa de su deseo, y de sí mismo,
devorandose con éxito.
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