(Epifanio Weber)
El vuelo luminoso
de volumen impreciso
surcaba el sueño del volátil.
Desde otra posición
se observa un ave defecando.
¿Cuál es la imagen verdadera?
Las deposiciones de las aves
son recurrentes, como la lluvia
cósmica y la reproducción
de los ciclos naturales.
El vuelo de un volumen ominoso
surcaba el centro de la materia inmóvil
contenida en el sueño desovándose:
En los sueños todo puede volar,
cobrar altura y descender
hasta ser parte de un volumen amasable.
El ave tiene sueños más volátiles que
ella, pero hay cosas que no sueña:
Ni ella, ni sus predadores naturales
sueñan que amasan fortunas.
Por fortuna, el sueño humano es
de un volumen impreciso:
Hay tantas categorías de sueños como
de aspiraciones.
Somos libres de soñar que volamos,
elevándonos hacia los dioses
como seres de luz, o defecarnos en
la altura con la misma disposición
y dignidad de un animal rastrero.
Él no vuela, pero se arrastra con esmero
y es posible que sueñe, y tenga sueños
parecidos a los nuestros.
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