(Horacio Ruminal)
En mi juventud, si bien podía haber
dificultades para conocer al sexo opuesto,
nadie dudaba: tarde o temprano sabíamos
que accederíamos a su conocimiento,
verificando cuál era el verdadero sexo
opuesto. No eran tantos.
Algo distinto ocurre hoy con los géneros:
En muchos casos, no se puede determinar
cuál es su opuesto, ni siquiera por el propio
suscriptor de determinada opción genérica.
Sociólogos, sexólogos, antropólogos,
autoridades de la fe y de la neurociencia
cognitiva, junto a representantes de los
diversos géneros registrados y del sindicato
de trabajadorxs sexuales, han debatido en
largas sesiones, sin llegar a ninguna
conclusión taxativa sobre el tema.
Algunos observadores independientes, entienden
que estas dificultades son propias de la dinámica
natural de la evolución, que ha generado una
profusión y multiplicación de autopercepciones
genéricas sin precedentes.
Entre otras explicaciones, lo intepretan como una
rebeldía, un intento de liberación de los mandatos
biológicos y condicionamientos del Orden Natural:
"Si la biología es binaria, nosotros no tenemos
por qué serlo. El Orden Natural merecía ser
superado: Sólo servía para dividirnos.
¿Quién dijo que tiene que haber un género
opuesto al nuestro?
Nos oponemos a ese reduccionismo infame
y a todas las arbitrariedades del sistema
binario.
Estamos dispuestes a llevar esta lucha hasta
donde sea necesario: Son elles o nosotres"
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