(Elpidio Lamela)
Llegó a la sesión con signos de preocupación,
lo atravesaba una duda ontológica, vinculada
a los mandatos biológicos, y a la reproducción
en particular.
En otras palabras, se preguntaba si los hijos
son herramientas o recursos.
¿A usted qué le parece? Intervine (esta pregunta
es clave para que el paciente reflexione y se
explaye en su discurso, brindando material para
el trabajo profesional y la transferencia:
Al escucharse a sí mismo, puede cobrar conciencia
de entramados conflictivos, destrabar bloqueos y
nudos patológicos de distinta procedencia.
Sus argumentos parecían razonables, aunque algo
sesgados por factores ideológicos y construcciones
incorporadas del entorno y la familia, algo común.
No transcribo su discurso por respeto al secreto
profesional, del mismo modo que reservo su
identidad.
Después de escucharlo, interrumpiendo a veces
para marcar algunos puntos significativos,
aproveché para reflejar algunos sentidos que
tomé de sus palabras, procurando evitar
contradecirlo, de modo que fuera él quien
ordene sus pensamientos y emociones:
En principio, un hijo no es una herramienta.
Las herramientas no tienen emociones, ni
metabolismo; cumplen una función y tienen
un valor de uso.
El concepto de recurso, es más amplio.
Conocemos la importancia de los recursos
naturales, los tecnlológicos, los recursos
retóricos, sintácticos y tantos otros.
Nuestra dependencia de todo tipo de
recursos es incuestionable: ¿Qué son
los recursos humanos, sino la fuerza de
trabajo necesaria para cualquier actividad
productiva?
Es decir: todos somos recursos, es natural
que al reproducirnos produzcamos recursos.
Creo que lo entendió y pudo internalizarlo.
Se fue más tranquilo.
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