(Elpidio Lamela)
El bruxismo es buen compañero,
goza de mala prensa, como tantas
cosas, tal vez por falta de conocimiento.
No se trata sólo de un mero movimiento
mecánico que se repite sin sentido:
Según los expertos, expresa un deseo
reprimido, alguna emoción contenida,
o bien la consecuencia sensible de una
existencia que no conocimos: otro hijo
que nuestros padres perdieron, antes de
que naciéramos.
Aunque hayan sabido mantener el secreto,
la memoria del inconsciente sabe más de
nosotros que nosotros mismos: Estamos
ocupando el lugar de otro, más allá de
nuestra voluntad, y hay que masticar esa
culpa.
Luego, ese castañeteo de dientes, lejos de
ser una repetición sin sentido, como tantas,
no sólo expresa algo profundo, sino que
viene a resolver esa tensión acumulada,
dando cuenta del exceso y liberando roda
esa energía residual que, de lo contrario,
podría evolucionar en eventos patológicos.
¿Afecta la salud dental?
Si, no hay nada que no tenga contraindicaciones
o consecuencias no deseadas: La vida misma
es un ejemplo.
Pero si aspiramos a la sensatez, debemos dejar
de lado toda visión parcial y contemplar, tanto
lo negativo como lo positivo:
Somos parte de un mundo binario, los dientes
se perderán, tarde o temprano: tienen una vida
útil, al igual que nosotros.
En cambio, el bruxismo no nos abandona;
es un buen compañero: Yo, casi no tengo
dientes y sigo gozando de su compañía.
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