(Aparicio Custom)
La publicidad nos puede cambiar la vida,
puedo dar fe: Más allá de cuánto le creamos,
esos mensajes, a veces son más profundos
de lo que parece.
El impacto de imágenes, sonidos más o menos
agresivos o anodinos y palabras recurrentes,
podría dejar una huella que, aunque no lo
percibamos, produce una alteración en el
ánimo, los sentidos y hasta en la propia visión
de la realidad y formas de integrarnos.
Ante el mensaje publicitario, visual, oral o
escrito, podemos ignorarlo como algo ajeno
a nuestros intereses, o bien dispensarle una
atención modesta y acotada, tomando sólo
aquello que nos resulte útil.
Yo, por ejemplo, recibiendo esa emisión de
sonido no deseado de la publcidad, que ocupa
la mayor parte del éter, reparé en algo, no
recuerdo el producto, y rescaté una palabra
interesante y llena de sentido útil:
Asóciese.
Me dejó pensando, y no pude parar de asociar:
Esencial en más de un sentido, uno no puede
vivir disociado. Partimos de la unidad:
Un sujeto es una diversidad de elementos,
impulsos, condicionamientos para dar
respuesta a los distintos estímulos, que sin
la cohesión e integración adecuadas. Sería
incapaz de adaptarse en forma saludable a
la continuidad de cambios que la realidad
propone como desafío.
No se puede andar disperso mucho tiempo.
Sabemos cuánto le debe la ciencia
a la libre asociación:
Toda asociación lleva a otra, y otra, y
encadenándose producen los cambios
que la evolución necesita para liberarse.
Desde la unidad más humilde e insignificante
hasta los tejidos sociales más desarrollados y
complejos. Desde el cuerpo de un sujeto que
vacila, ensimismado en su propia desazón,
hasta las grandes comporaciones que deciden
nuestro destino, todo empieza en esa palabra:
Asociación. El apego a asociarse es algo natural
a nuestra condición de mamíferos en avanzado
estado de evolución:
Hasta los asociales se asocian para conspirar
contra el desarrollo de nuestras soiedades
modernas y exitosas.
Al escuchar esa palabra, automáticamente
me asocié a la idea de que asociarse es
bueno:
En las buenas y en las malas
¿Qué otra cosa podríamos hacer?
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