(Horacio Ruminal)
La atracción de los opuestos
tiene los días contados:
Ya mismo estamos dejando atrás
las diferencias entre lo natural y
lo artificial.
A medida que se avanza en la producción
de conocimiento, observamos una reducción
significativa de las arbitrariedades, en un
proceso natural, propio de la evolución.
La inteligencia superior, enterrará para
siempre los límites retóricos y semánticos
que nos reducían a las formas binarias
de concebir el pensamiento.
Muy pronto, la inteligencia artificial habrá
abandonado ese adjetivo dudoso, que de un
modo natural se volverá innecesario, como
otros adjetivos que no acompañen el curso
evolutivo y las nuevas relaciones a entablar
dentro y fuera del Orden Natural.
El horizonte se abre hacia un futuro incierto,
pródigo en opciones para el ejercicio de la
libertad: una libertad que nunca conocimos,
ni imaginamos.
El orden natural, también prescindirá del
adjetivo: Superada la noción de artificial,
perderá todo sentido el adjetivo natural.
El Orden será Uno e indiviso para todos,
y contendrá todos los subórdenes y sus
diversidades crecientes y emergentes.
El adjetivo natural será olvidado,
tanto como su opuesto artificial.
No habrá necesidad de oposición:
Nadie que no sea un necio podría
oponerse a la libertad de expresión
expandiéndose sin término.
Luego, el adjetivo nunca fue algo muy
natural, ni siquiera el adjetivo natural.
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