(Periferio Gómara)
Se acabó lo que sedaba,
los sedantes ya no son los
de antes; no seducen ni
enamoran.
Yo tampoco soy el que solía,
el exceso de virtudes mal
desarrolladas, puede echarlo
todo a perder.
Pero no me resigno:
Mal sedado o excedido
en ansiedades sin destino,
sigo avanzando
con mi sedentarismo a cuestas
y no pienso mover un dedo
por nada ni nadie que no lo
merezca:
El movimiento se merece,
la actitud no se negocia.
Sigo creyendo en mi capacidad
ociosa en pleno desarrollo.
No necesito ningún sedante,
hermano: yo no pienso relajarme,
serenarme ni calmarme.
El que me acepta bien, y si no
lo saco a patadas.
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