(Amílcar Ámbanos)
Un escalpelo puede perder el pelo,
escalar y escaldarse en el vapor
de su propia tinta
que no es tanta como para volver
a bañarse y aliviar el celo
del folículo deseoso.
La utilidad del pelo que se pierde
en la tensión de la caída
es equivalente a la rastro de baba
que nos indica la presencia presunta
de un gasterópodo, sea babosa o
caracol.
Desescalar la intensidad de las tensiones
contraídas por acción u omisión
en el instinto del bañista en plena
escala, es algo más complejo.
¿Cuántas criaturas extintas necesita
el hombre para consolidarse como
especie o expresión distinta de todas
sin cargar las tintas?
Piensa el escalpelo en su pelambre
propiamente dicha.
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