(William Arsenio Pereyra)
Diós estaba pensativo, su flequillo
abovedado oscilaba en las alturas
respondiendo al viento celestial.
-Perdón, pero Dios no lleva acento,
es un monosílabo.
-Él también es monosílabo.
-Es distinto, se acentúa para diferenciar
al pronombre del artículo determinante.
-Vea, Él lo determina todo y es un Ser
bien diferenciado: es ünico en su especie
y puede llevar los acentos que se le antoje
porque es Todopoderoso.
-No discuto sus poderes, ni la voluntad
divina, sólo que no necesita el acento
para diferenciarse y es incorrecto.
-No comparto su creencia de que lo
innecesario sea incorrecto: Diós ni
siquiera conoce la necesidad, y nada
de lo que hace es incorrecto ¿O tiene
alguna duda?
-Bueno, Él creó la necesidad, supòngo…
-¿Le parece un error? Por algo lo habrá
hecho, no podemos juzgarlo desde nuestra
visión limitada y conocimiento estrecho,
sujetos a necesidades temporales.
-Está bien, disculpe la interrupción.
Quisiera que continuara su relato de
ese encuentro ¿Qué más pudo observar
de Él?
-Tenía una gusanera a un costado, cerca
de la articulación del aza izquierda.
-¿Tiene alas?
-Puede tener lo que desee, para eso es Diós.
-Pero tenía gusanos ¿Desearía eso?
-Hay que entenderlo, hay cosas que escapan
al juicio de nuestro pensamiento acotado por
la condición material: Somos carne, Diós es
Amor y el amor nunca destruye…
-Pero son gusanos, lo estaban infectando…
-Esa es su percepción, bastante elemental
por cierto. Él no iba a matar a esos gusanos
ni a ninguno: Ha de saber que son emanación
divina y los respeta, incluso se compadece de
ellos que, ciertamente no eligieron ser
gusanos a diferencia de nosotros.
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