(Cipriano W. Cifuentes)
La
patria es un móvil
que
perdura, hembra que sabe
moverse
(no es sólo un mueble
de
lujo ni un artículo de cama)
La
patria gira como un ojo
gira
sobre su eje o el tuyo,
acaso
el nuestro.
Va
y viene en todas direcciones
con
un mismo sentido (¿no
sentís
el llamado de la patria?)
Vela
nuestros cultivos entrañables
como
los enajenables: es el campo
propicio
para cultivar la unidad.
Vela
pajas, ajuares, bosques y
pesebres,
propios y ajenos.
A
diferencia del ojo patrio,
la
patria no necesita moverse.
El
ojo es soberano, casi autónomo
en
relación al movimiento.
La
patria es anterior a todo movimiento,
por
eso para su ojo, cualquier movimiento
es
sospechoso.
Ella
conserva su lugar y puede llegar
lejos
sin moverse, como el silencio omiso
de
una coma en falta.
Lejos,
como un ojo de halcón o águila
guerrera:
No hay que perder de vista
que
toda patria proviene de una guerra,
o
un zafarrancho de combate.
¿Un
sentimiento inexplicable?
Sí,
como tantos otros, dirán los
enemigos de la patria.
Hay
cosas que no se preguntan, al menos
hasta
no haber jurado por alguno de los
símbolos
patrios.
¿O
el orden simbólico no es la patria
de
todos, esa patria chueca?
Si
hay algún apátrida que calle para
siempre
y circule hacia el orificio
de
salida.
Después
la va a extrañar y va a ser tarde.
Sin
una patria todos somos extraños,
forasteros,
tributarios.
¿Cuántas patrias necesita un hombre?
Le pregunté a un patriota matriculado.
El me miró a los ojos, pero no me
dijo nada.
La
patria y su ojo nos cobijan.
Ella
puede viajar en una ojiva:
El
ojo es una extensión del cuerpo
de
la patria.
El
ojo patrio en el cuerpo de un misil
disímil,
que nunca es el mismo: (su
evolución
es más veloz que la nuestra)
Cuando
se lo detecta, es tarde.
La
patria gira sobre su eje y ejecuta
los
movimientos necesarios para que
nadie
dude, ni olvide su valor intrínseco:
La
patria está primero que todo, hasta
los
piratas lo saben, aunque cambien de
bandera
para engañar a sus víctimas
(Sin
víctimas no hay patria)
Terminada
la acción, vuelven a enarbolar
la
suya, con los vivos colores de la muerte,
los
colores patrios.