(Epifanio Weber)
Una plaga recorre la patagonia,
y está haciendo estragos:
Un animalito de menos de 1 kg,
pero un carnívoro voraz, capaz
de comer animales más grandes
que él:
Un depredador, cuya reproducción
está fuera de control.
Como nosotros, es mamífero
aunque no autóctono, sino que fue
introducido hace años por el valor
de su piel.
Era considerado un recurso para
la producción de tapados que,
aunque son abrigados, ya no se
usan:
La caída de la demanda desterró
la industria, dejó de ser negocio
despellejar visones.
El visón americano no lo sabe, y
sigue comiendo y reproduciéndose
sin ningún criterio, completamente
ajeno a las necesidades humanas y
su desarrollo sustentable.
Algo había que hacer para acabar con
este flagelo. Se están tendiendo todo
tipo de trampas, aunque sin mayores
resultados.
Las autoridades están estudiando otras
propuestas de los vecinos notables,
como importar algunos casales de
lobizones americanos:
Son buenos cazadores y no le hacen
asco a nada. Después, habrá que ver
qué hacer con ellos.
Tal vez le encontremos alguna utilidad
a la piel de lobizón, o al menos a su
carne, o a su aullido.
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