(Saverio Wrangler)
En el medio de la margen
una sílaba vacila.
Baila sola,
marginada por sus pares
vacila para sí:
Baila sola, vacilando
sin zozobra, como eco
de un suspiro ajeno
que quedó sobrando.
Baila sola, suspirando,
mientras otras se aparean,
se prodigan, se confunden
en un verbo como éste,
disfrutando el intercambio
secuencial, ocasional y funcional
a un cuerpo ajeno.
Completan formas, números,
colores temporales, subalternos
que acaban en palabras, como es
natural.
La sílaba aislada en su conjunto,
va y viene entrambas márgenes
de error.
Vacila para sí, entregada al ritmo
impropio de ese baile anómalo.
Las otras siguen en función,
cobrando cuerpos para formar
familias de palabras que vacilan
con distintos márgenes de pérdida.
La sílaba vacila:
No todo está perdido
A la derecha de su pantalla, señora,
los controles de contraste permiten
optimizar la resolución de la señal
de ajuste digitalizada.
Dos sílabas tiene la vida,
paro sílaba tres, muerta
o viva.
La sílaba suspira:
No está muerto quien vacila.
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