(Tomás Lovano)
Puedo escribir los silogismos más dudosos
esta noche, pero todavía no anochece:
Ahora anochece a las ocho, decía un poema
memorable del que sólo recuerdo ese verso.
Me gusta citar poetas memorables, eso me
asegura que no los copio: Prefiero repetirme
que copiar.
Podría escribir epígrafes lustrosos
como lápidas inéditas al caer la tarde,
pero caigo en la cuenta que cayó.
Puedo escribir por ejemplo: los ejemplos
no sirven para nada y servirme como ejemplo:
el cielo está cubierto y todavía
no se conoce a los responsables:
Nadie se cubre solo, hay un silencio cómplice
y mucha soledad encubierta.
(Todos sabemos que la soledad es mala
compañera, pero es mejor estar solo que
mal acompañado)
Podría escribir axiomas incunables, proverbios
envidiables y aforismos irrefutables. Podría
escribir retruécanos simétricos perfectos y
algún exceso verbal irreproducible.
Ahora es tarde y el cielo está cubierto
por la noche: El problema de saberse capaz
de mucho es que el tiempo no alcanza para
todo, y al final no se hace nada.
Tampoco significa que haya que sentirse solo,
somos muchos los que no hacemos nada
bajo distintos pretextos.
Puedo escribir los mejores epitafios
esta noche, como ofrenda perdurable
al mundo de los vivos, que no siempre
es el mismo:
Moré sin saber morar,
morí sin saber morir.
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