(Cipriano W. Cifuentes)
Los pescados de antes
no usaban gomina,
eran otros tiempos, más
otros, los nuestros.
Nadie necesitaba endorfinas,
no se conocía el amor digital
ni el sexo virtual: pecábamos
con lo que había.
No se reconocía la superioridad
de lo duro sobre lo blando, y
cada uno blandía lo que podía.
Los pescados de antes no usaban
gomina, y los pescadores tampoco
(aunque puede que hubiera algún
pescador engominado)
¿Te acordás, hermano, del
movimiento vivo?
Peces gordos y flacos, iban y
venían y todo el mundo gozaba
de la libre pesca.
¿Quien no pescó algún bagre
en esos entreveros?
Aunque no hubiera pique,
estaba el agua y nadie nos impedía
probar suerte con cualquier carnada.
¿No te acordás, hermano?
Yo casi que tampoco, debe ser
la entropía: la misma que entorpece
el movimiento de los peces, hasta
que caen por su propio peso
como pescado engominado
o participio pasado que antes
no se conocía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario