(Nicasio Uranio)
Lascivia, promiscuidad, ludibrio,
bellas palabras voluptuosas
que esparcen sus aromas y su música
elevándose a la altura de la carne:
Propicia para avanzar en juegos
sutiles y difusos, volúmenes volátiles
que fluyen al ritmo del minuendo,
ávidos de vida contante y sonante,
opuestos al destino vertical
avecinándose, rasgando las membranas
de un cielo insuficiente.
Los poemas están hechos de carne,
por mucho empeño que se gaste
en trascenderla: Son un producto de
la carne y la contienen; es lo que comen.
Si el poema no come carne
no podrá elevarse ni aspirar
a la consistencia deseada.
¿Qué deseos oculta tu poema entre sus
carnes perfumadas?
Ludibrio, promiscuidad, lascivia
y algún vapor de sangre que se cuece:
En este lupanar o mundo, no discriminamos:
Todas las carnes sirven al poema en desarrollo,
cuyo único fin en este mundo es ser devorado
como Dios manda.
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