(Dolores del Campo)
Somos una tierra rica
en oportunidades y venenos.
Supimos despertar la envidia
de todo el mundo, pero no hemos
sabido aprovecharlo.
Otros, con mucho menos han
hecho maravillas:
Israel, sin ir más lejos; un país pequeño
en medio del desierto y con menos de
un siglo de existencia, hoy exporta
naranjas, armas y tecnología de punta.
Éramos el granero del mundo, pero
apuntamos mal, y lejos de ser la potencia
que prometíamos, somos tierra devastada
en vías de desertificación:
No supimos capitalizar la generosidad
que la Naturaleza nos ofreció; tal vez
falló el capital humano.
Hoy nos siguen envenenando con falsas
promesas, pero hubo un avance:
Lograron obtener consenso, si hay algo
que nos une es la división, pero somos
capaces de negociar y acordar a la hora
de aceptar el castigo merecido.
Está claro que somos el pueblo elegido:
como zona de sacrificio.
¿Aprenderemos que sin sacrificio
no se consigue nada?
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