(Amílcar Ámbanos)
El buen juicio y la moral
se pierden con el tercer molar.
La carrera evolutiva tiene un costo:
Alguien tiene que pagar.
Se puede prorratear, tercerizar, estirar
los vencimientos para que paguen
los pecadores justos.
¿Será justicia?
Durante el prorrateo, se descuenta
que va a pasar el ratón Pérez.
No hay que desesperar:
Perecer, pereceremos todos,
me lo dijo Pérez: un prójimo perecedero
como tantos (hay muchos Pérez)
No hay coartadas ni atenuantes
que funcionen, y es en vano esperar
un juicio justo: eso es parte del pasado.
Hay cosas que no vuelven, pero llegará
el día en que nadie necesitará un tercer
molar, ni siquiera el primero.
La carrera evolutiva seguirá su curso:
Los creyentes aún esperan una tercera
dentición, pero es probable que la propia
evolución disponga un metabolismo
superior, que prescinda de estas piezas
anacrónicas que sólo atraen bacterias
y dolores injustos.
Un mundo nuevo se avecina:
Puede atisbarse como una epifanía
el brillo de las nuevas sonrisas desdentadas.
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