(Absinia Bending)
Un submúltiplo de Dios
puede hacer maravillas,
o lo que es lo mismo:
Un submúltiplo cualesquiera dado
entre todos los submúltiplos
de Dios acreditados puede hacer
maravillas, aunque no lo haga.
El potencial creativo
de la descendencia Divina
es incalculable,
en proporción a las cifras y guarismos
que manejamos, más bien modestos.
Apenas hemos desarrollado una fracción
menor de ese potencial maravilloso: El
desarrollo contiene siempre el germen
de la contradicción, y hay más de una,
que al avanzar se multiplican.
El buen submúltiplo lo reconoce, aunque
en forma parcial: su conocimiento es
limitado, a diferencia del Divino, del que
seguimos descendiendo.
La contradicción es constitutiva de nuestro
capital cognitivo, del conocimiento y del
conocedor.
El submúltiplo teme a su Dios
más que a sí mismo, y odia al prójimo
si está capacitado.
Luego, vacila sin contradicción:
la necesita como recurso evolutivo
y la necesita como se necesita al prójimo.
(Hay submúltiplos que vacilan ante la
necesidad del prójimo)
La esencia de todo ese potencial creativo
parece yacer ahí, o aquí: en el seno de
esta contradicción:
Puede hacer maravillas, y puede hacer
desastres ¿en la misma medida?
Su condición de submúltiplo lo determina:
No es Dios ni Semidiós.
Puede hacer maravillas, y también malograrlas.
Puede hacer lo que quiera, sólo no puede
hacer milagros.
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