(Serafín Cuesta)
La malversación del ocio
no conduce a nada, pero
tiene un destino asegurado.
No es poca cosa, un destino
asegurado en estos tiempos,
aunque no sea el deseado.
El único sentido del deseo es
mantener la expectativa de vida,
aunque su realización resulte
trabajosa y su cumplimiento
improbable.
Suele hacer que el sujeto se
mantenga activo sin necesidad
de reflexionar demasiado en el
sentido de su actividad.
La actividad no cuenta, tampoco
su producto: Todo lo que es capaz
de producir un humano tiene un
destino degradable.
A diferencia del conocimiento,
la sabiduría es improductiva.
No sabemos mucho más, pero es
suficiente para desdeñarla.
Luego, cada uno es responsable de
lo que hace, tanto como de lo que
no hace.
Dado a hacer, prefiero hacer poemas
combustibles, facilmente degradables
y compostables.
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